jueves, 26 de enero de 2017

De Madrid al infierno

Como ya dije en su día, los que se decían abanderados de la nueva política no pretendían en realidad cambiar los modos y maneras de los que ejercían la vieja política, sino ser ellos los que manejaran el cotarro.
Este punto quedó de manifiesto cuando, recién aterrizados en las poltronas, los neocom se dedicaron a colocar a todos los parientes, amigos y conocidos en puestos bien retribuidos, sin que la mayor parte de las veces estuvieran mínimamente cualificados para ejercer sus funciones (cosa que tienen en común, por otra parte, con aquellos que les colocaron).
Otra cosa que no cambiaron fue el tirar el dinero público a carretadas (ya se sabe, ese dinero que no es de nadie). Y así, tan pronto se gastan más de cuatro millones y medio de euros en huertos urbanos como plantea el desarrollo de jardines comestibles o el impulso de huertos urbanos familiares. Eso, por no hablar de casi doblar los presupuestos participativos a pesar del fiasco que han supuesto. Ganas me han entrado de devolver el sobrecito con una nota que rezara:
Manuela, Rita y demás compañeros mártires: podéis meteros vuestras encuestas, vuestro sectarismo, vuestra inepcia y vuestro despilfarro por donde no da el sol.
Mezcla del nepotismo y el despilfarro es la noticia de que se adjudicaran dos contratos, por un monto de un millón de euros, a la cooperativa de una de las promotoras de las asambleas neocom para gestionar espacios de igualdad. Me pregunto yo qué sabrá la interfecta –actriz a la sazón, y ya sabemos el nivel general del artisteo patrio- sobre gestión de espacios…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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