domingo, 1 de enero de 2017

Una de cal y otra de arena

Me parece a mí que el actual obispo de Roma se pierde un poco demasiado en los gestos y las declaraciones bienqueda, en lugar de ir más a lo que de verdad importa (como hacía, por ejemplo, su antecesor en el cargo).
Así, después de no recibir a las alcaldesas de las dos principales ciudades españolas (doña Rojelia y la bruja Piruja), Dios sabe por qué, envió una carta a la alcaldesa de la Villa y Corte en la que pide que rece por él o, si no reza por él, que por favor le piense bien y le envíe buena onda.
Si yo fuera el Santo Padre, me hacía con los servicios de un exorcista. Sólo por si acaso…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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