martes, 3 de enero de 2017

Dime de qué presumes…

Durante la campaña electoral de las presidenciales estadounidenses causó un gran revuelo en las filas progres la afirmación de Trump –creo que en uno de los debates electorales con Hillary (Rodham) Clinton- relativa a que quizá no aceptaría el resultado de las elecciones si no era él el vencedor.
Nunca sabremos qué habría pasado realmente, porque a la postre fue el millonario quien obtuvo más votos del colegio electoral (que no sufragios en voto popular, donde fue superado por la ex primera dama aspirante a presidente) y quien resultó finalmente elegido, a pesar de los llamamientos de la izquierda para que los compromisarios hicieran algo que no se ha visto en dos siglos, esto es, no votar por el candidato del partido al cual representan (finalmente fueron dos republicanos y cinco demócratas los que no votaron a sus respectivos cabeza de lista).
Porque lo que ha quedado meridianamente claro es el escaso talante democrático de la izquierda, sea ésta del país que sea, si los resultados de las elecciones no coinciden con sus deseos; al menos, de la izquierda más radical y descerebrada (una cosa suele acompañar a la otra, por lo que emplear ambos calificativos puede resultar redundante). En efecto, los medios estadounidenses de izquierda, con el panfletario Moore a la cabeza, se lanzaron a cuestionar la victoria de Donald Trump. Justo justo lo que apenas unas semanas antes se habían precipitado a criticar en el magnate cuando se limitó a expresar una posibilidad.
Y es que en todas partes cuecen habas…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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