A
los culerdos –directiva, plantilla y
aficionados- se les llena la boca hablando de los valores (valors, dicen ellos) que, presuntamente, transmite la entidad.
Valores que la realidad demuestra que son impostados.
Y
esta actitud hipócrita y despreciable (se nota que me caen mal, ¿eh?
Tranquilos, en unos días hablaré del tema) no es algo que adquieran de mayores,
sino que –a las pruebas me remito- es algo que se les inculca desde muy
pequeños; desde la cuna, podríamos decir.
Hace
un par de semanas se enfrentaban, en categoría alevín, los equipos del
Barcelona y del Real Madrid. Estos últimos metieron un gol y, como es habitual
entre los practicantes de este deporte, se reunieron en corro a celebrarlo.
¿Qué hicieron sus rivales? Pues dando muestra de los valores que de verdad les
importan –sólo uno: ganar a cualquier precio, aunque sea saltándose el
reglamento, el respeto al árbitro, el juego limpio y hasta la normativa
fiscal-, sacaron de centro mientras sus rivales celebraban el tanto conseguido.
Lo
dicho: culerdos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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