Cuando todavía no era primer ministro, y después, mientras se desarrollaba el juicio a los golpistas catalanes, Sin vocales y sus adláteres fueron muchas veces interpelados sobre una sencilla cuestión. Tan sencilla que se podía contestar con un sí o con un no. Naturalmente, nunca dijeron ni una cosa ni la otra.
Porque
la pregunta era, como cabe suponer dada la serie en la que se incardina esta entrada,
si concederían el indulto a los golpistas catalanes. Como digo, nunca dieron
una respuesta concluyente, por más que todo lo que no fuera un no equivalía
a un sí. Ahora siguen sin decir ni sí ni no, pero cada vez esconden
menos sus intenciones.
A propósito de la materia, el portamaletas de la vicenarcodictadora ha dicho que el desgobierno tiene la obligación moral de aliviar tensiones. Parece olvidar este miserable que al tomar posesión del puesto prometió guardar y hacer guardar la Constitución. De acuerdo que lo hizo por su conciencia y honor, y ya sabemos que tanto de una como de otra los socialistas andan más bien escasitos, pero debería pesar un poco más que cualquier posible tensión que pueda provenir de los que, desde esa esquinita de la piel de toro, violentan esa norma que todos ellos prometieron guardar y hacer guardar.
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