Si
ayer hablaba del no hacer nada de Mariano Rajoy, hoy toca hacerlo de cuando
decide hacer algo. Y uno, la verdad, no sabe qué es peor, si que se mueva o se
quede quieto. Porque cuando lees un titular que dice que Rajoy ordena al PP que proteja a Felipe VI ante un posible desgaste de la Corona, lo primero que piensas es que si algo puede desgastar la, de
momento, buena imagen de Su Majestad es precisamente que alguien acuda presto a
defenderle… antes incluso de que haya sido atacado.
Quizá
Felipe VI –puede que por la influencia germánica de su madre- no tenga esa
campechanía y esa tendencia al borboneo
que tenía su padre. A cambio, no ha soltado tonterías del estilo de hablando se entiende la gente ni ha
tenido que pedir disculpas por actos digamos poco estéticos. Más bien al contrario, sus actos, sin salir del papel
que le atribuye la Constitución, han sido de una exquisita perfección, tanto en
lo que se refiere a su propia familia –el caso de su hermana y su cuñado- como
a nuestro país.
Así que,
Mariano, dedícate a lo que tienes que dedicarte y deja que sus actos defiendan
a Felipe VI. De momento, lo hacen muy bien.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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