sábado, 2 de enero de 2016

No escarmienta

Cuando Rodríguez llegó a la secretaría general de los socialistas, comenzó a convertir el partido en un erial en términos intelectuales. Tampoco es que tuviera que esforzarse demasiado, la verdad, pero algún miembro con algo más de inteligencia que de sectarismo quedaba en el partido. Para cuando terminó, podría decirse que habían pasado de la astronomía a la astrología (por aquello de la conjunción planetaria que dijo Masturbito), y ahí siguen, la verdad, porque considerar a Susanita la gran esperanza de los socialistas demuestra que bajo ha caído el nivel en el partido del puño y la rosa.
Rajoy no es que haya hecho algo parecido en el PP (le habría sido difícil, el nivel intelectual medio en el partido de la derecha es bastante superior al de los socialistas… nuevamente, tampoco hay que correr mucho para ello), es que ha hecho algo mucho peor: ha abjurado de los principios que hicieron grande al PP en términos éticos, convirtiéndolo en algo parecido al PSOE, en una máquina que lo que persigue es alcanzar y retener el poder. Sin embargo, adolece de un tremendo hándicap frente a los suciolistos, ya que carece de su falta de escrúpulos y de su desparpajo. Digamos que es un quiero y no puedo.
Presenta también un grave síndrome de negación de la realidad, ya que Rajoy considera que en las próximas elecciones recuperarán sus antiguas posiciones. Dependiendo de lo que entendamos por antiguas, esta apreciación (que suelta un tufo a arriolismo que tira para atrás) es más o menos errada: el efecto Rivera puede haber quedado parcialmente desactivado –tanto más cuanto más pretenda Naranjito nadar y guardar la ropa, algo que cada vez le será más difícil o costoso en términos electorales-, pero la izquierda se encuentra en proceso de recomposición. Y si malo es un PSOE fuerte y radicalizado, un partido neocom que les fagocite es todavía peor.
Y ya hemos visto que apelar al voto del miedo no sirve de nada, o de muy poco.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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