Alfonso
Guerra dijo en su día que los socialistas pueden
meter la pata, pero nunca meter la mano. Alberto Garzón, hace menos tiempo,
vino a decir que alguien de izquierdas es genéticamente incapaz de corromperse.
No voy
a llegar tan lejos, pero los tejemanejes parlamentarios de los grupos de extrema
izquierda producen vergüenza ajena (ya que ellos, como buenos sinvergüenzas,
parecen carecer de ese sentimiento), dedicándose a mercadear diputados a través de las redes sociales.
Así,
los paleocom solicitaron formar un grupo
técnico, no político, con Bildu y ERC,
mientras Bescansa (ignoro qué opinión tenía su bebé sobre el particular) proponía
ayudar a Garzón, quizá en nombre de
una solidaridad ideológica. La cosa consistía en que paleocom, p-etarras y republicanos de izquierda se integraban en el
mismo grupo durante cuarenta y ocho horas. A cambio, recibirían dos millones de
euros, bonita cantidad que no gana todo el mundo a lo largo de su vida laboral
completa.
Afortunadamente,
y ante la sorpresa del presidente de
la cámara (problemas de poner a un indocumentado como tercera autoridad del
Estado: se sorprende de las cosas que establece el ordenamiento jurídico), la
Mesa del Congreso tumbó semejante pretensión por fraude de Ley: paleocom y terroristas pasan al grupo Mixto, y los primeros se
quedan sin los 2 millones de euros de subvención.
Uno no
sabe qué son más, si bribones o tontos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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