En
España, para que la derecha –es decir, el Partido Popular- gobierne le es casi
imprescindible lograr mayoría absoluta. Hasta ahora, con que se quedase a un
solo escaño de esa mágica cifra, el Partido Socialista era capaz de cualquier
cosa con tal de gobernar, uniéndose a los partidos que hiciera falta. En tal
caso, proclamaría sin rubor alguno que ellos eran los vencedores, aunque la
distancia en votos y escaños con los primeros alcanzara cotas siderales.
Podía
darse el caso de que sólo necesitara a otro partido, como el caso de Galicia en
las últimas elecciones a las que se presentó Manuel Fraga, en las que con el
apoyo de los separatistas filoterroristas del Bloque Nacionalista Gallego se
hicieron con la presidencia de la Junta. Sin embargo, es más habitual que
precisaran concitar acuerdos con más fuerzas políticas. Paradigmático es el
caso de Baleares, en donde los pentapartitos y hexapartitos, por repetidos,
dejaron de ser algo sorprendente.
Sin embargo,
lo que ahora pretende Pdr Snchz con
su pacto a la portuguesa rebasa todo
lo anterior. Uno podría pensar que con el apoyo, o al menos la abstención, de
media docena de formaciones (paleocom,
neocom y separatistas de diverso
pelaje) tendría suficiente, pero es que las apariencias engañan. Así, los paleocom, que consiguieron sólo dos
diputados, agrupan a casi docena y media de formaciones, mientras que los neocom,
decididos a ser más incluso en esto, alcanzan las dos docenas de grupos. Las
distintas candidaturas de formaciones regionales también son en realidad un
batiburrillo de siglas, por lo que lo que en realidad necesita el (todavía) secretario
general socialista para ser presidente del Gobierno en lugar del presidente del
Gobierno es poner de acuerdo… a cincuenta y seis partidos.
Que se
dice pronto. Y espera que en alguno de estos partidos no se produzca un empate
matemático de esos que se han dado en la CUP
últimamente…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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