Todo
el proceso de desaparición de Arturito
Menos de la primera línea de la política podría estar viciado de nulidad
plena, por haber prescindido total y completamente del procedimiento legalmente
establecido. Vamos, que sin servicios prestados que agradecerle, lo mismo
resulta que lo legal es que el matón del mentón siguiera siendo presidente en
funciones del consejo de gobierno catalán.
En
efecto, además de haber convocado el pleno in
extremis y de aquella manera –lo que de por sí haría nula la elección-, al
tomar posesión se obvió prometer fidelidad al Rey y a la Constitución, limitándose a hacerlo al pueblo de Cataluña. Lo mismo
hizo el consejo de gobierno, cuyos miembros prometieron ser fieles al servicio de Cataluña y leales al presidente de la Generalidad.
Así las
cosas, el Rey se ha atenido a la letra de la norma, que únicamente establece
que la cabeza del legislativo autonómico debe informar de la elección de la
cabeza del ejecutivo, y lo ha solicitado por escrito. Lógicamente, los necionanistas se han dado por ofendidos
y han acusado a Su Majestad de desprecio al pueblo catalán (esa manía que tienen ellos de considerar que lo que les
molesta a ellos ofende a Cataluña); habría dado lo mismo, porque de haber
recibido la información en persona, la golpista Forcadell habría aprovechado
para explicar el proceso al Rey. Como si no lo conociera ya bastante bien…
Siguiendo
en esa línea, IRC se ha negado a acudir a las audiencias reales previas a la
propuesta de candidato a la Presidencia del Gobierno de España hasta que no
reciba a la presidente de la asamblea legislativa catalana. Mejor, un trago desagradable
(dos, en realidad) que se ahorra Su Majestad.
Quizá
es porque soy de la vieja escuela, pero considero a los necionanistas catalanes como una panda de niños malcriados a los
que se ha consentido demasiado y a los que ahora no hay manera de meter en
vereda. Un par de soplamocos bien dados en su día nos habrían ahorrado muchos problemas…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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