Es
fama que, durante el franquismo, el régimen veía (o decía que veía) enemigos
por todas partes, enemigos que frecuentemente se conjurarían para intentar
derribar al citado régimen. Con independencia de que tales oscuras
maquinaciones fueran ciertas o dejaran de serlo, lo cierto es que el Caudillo
gobernó durante casi cuatro décadas y murió de viejo y en la cama, pese a todos
los antifranquistas (retroactivos) que, al parecer, hubo siempre.
En
un estilo similar a ese franquismo del que (ahora) abominan, los golpistas
catalanes también ven la fuente de todos sus males en maléficos poderes
exteriores, en lugar de en su propia inepcia, torpeza o maldad. Así, los
atentados islamistas del pasado verano en Barcelona no habrían salido adelante
por el hecho de que la policía regional hubiera hecho oídos sordos a las
advertencias de las agencias de inteligencia extranjeras, o porque la pésima
actriz devenida primera edil de la ciudad condal se negara a colocar bolardos
(que hubieran obstaculizado el avance de la furgoneta criminal) porque suponían
una restricción a la libertad de movimiento.
No.
De acuerdo con Mireya Boya, antigua miembro de la asamblea legislativa regional
por parte de los Clicks Unidos de
Playmobil, habrían sido ideados por el
Estado para frenar el independentismo.
Acabáramos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!