martes, 27 de febrero de 2018

La ética y la estética

Dentro de los deportistas secesionistas se pueden distinguir dos grupos: uno, más pequeño, integrado por aquellos que –a título de ejemplo, Olegario Presas-, aunque han nacido españoles, no se sienten como tales, y siendo consecuentes rechazan jugar en la selección española de su deporte correspondiente; y otros que, a pesar de proclamarse más o menos nítidamente (y según cómo, cuándo y dónde) separatistas, miran primero a su bolsillo y deciden, es de suponer que tragándose la repugnancia que tal ordalía les supone, jugar bajo los colores de la rojigualda.
En este segundo grupo se encontrarían el charnego Hernández, el Shakiro, Iríbar, el mediano de los Gasol o el calvo melifluo. Y a tan selecto grupo se ha unido un tal Miguel San José, que ha dicho que se puede ser independentista y jugar en la selección (española, se supone), y se ha quedado tan ancho.
Como poder, Miguelito, se puede; pero, la verdad sea dicha, no queda demasiado elegante.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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