Los
políticos en general, y los de izquierdas en particular, enarbolan las
consignas como les parece, aunque luego, en la vida real, no las apliquen
cuando les tocan.
Es
el caso de la candidatura de Luis de Guindos a la vicepresidencia del Banco
Central Europeo. Cuando surgió la posibilidad, la izquierda (incluyendo a Ciudadanos) la calificó de vergonzosa broma macabra y de desprecio a la mujer; pero, en lugar de
proponer ellos una candidata alternativa (que ya sabemos que no la tienen, pero
por proponer, que no quede), apoyaron la otra candidatura… que era, también, de
un varón. La Eurocámara también consideraba, pareció, a Philip Lane, el
candidato irlandés, mejor posibilidad que De Guindos, pero no sirvió de nada:
al final, fue el español el que salió adelante.
Y
cuando surgió la posibilidad de apoyar a Elena Valenciano como candidata a la
vicepresidencia del grupo socialistas, Sin
vocales la vetó. Que fuera porque era una de las del Hijo de P (mal enemigo has ido a hacerte, Pedrito) es lo de menos:
el caso es que quedó con el culo al aire en su defensa de la parida de la
paridad.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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