Según
la frase atribuida a Winston Churchill, un
fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema.
A esta acertada definición podría añadírsele un estrambote: un fanático
intentará salvarte de lo que él considera la perdición, aunque tú no quieras.
Así,
los cristianos en general fueron fanáticos hasta, más o menos, la llegada de la
Ilustración (que se lo digan a los ejecutados por las distintas confesiones
cristianas). Los musulmanes actuales en general, y los fundamentalistas en
particular, son fanáticos. Los comunistas de todos los tiempos son fanáticos,
tanto en lo que hace al estrambote como a la primera parte de la definición,
por más que la realidad se empeñe en demostrarles lo errado de sus postulados. Y
esa parte de las feministas denominadas feminazis
son fanáticas, pues están tan dispuestas a condenar a los varones en bloque
como a salvar a las mujeres de aquello que el feminazismo califica de errado. Y lo peor es que muchos,
acomplejados y para que no les llamen machistas, se pliegan a los postulados.
Así
ha ocurrido con el caso de las azafatas en eventos deportivos. Desaparecieron de
las competiciones ciclistas, y ahora es la Fórmula 1 la que ha decidido
sustituirlas por niños (por lo visto, explotar mujeres es algo que está mucho
más feo que explotar menores de edad, al menos para las feminazis). De nada sirve que aquellas que envían al paro –esto es,
las azafatas- se opongan a esta medida y señalen que trabajan libremente como
tales, o que señalen que las feminazis
asuman que si una mujer es guapa, es indefectiblemente tonta (curiosamente, la inmensa
mayoría de las feminazis son feas
hasta decir basta): hay que salvarlas y se las salva, aunque ellas no quieran.
Lo
mismo ocurre con los llamados vientres de
alquiler. Supongo que las feminazis
consideran que eso cosifica (hay que
ver cómo les gusta la palabrita) a la mujer. No les importa que esas mujeres
señalen que las feministas no son nadie para prohibirles hacer felices a los demás y a sí mismas.
Aunque
en principio no estoy demasiado a favor de la llamada maternidad subrogada, estoy de acuerdo con el postulado anterior. Si
hay que prohibir los vientres de alquiler, que sea por razones de fuste, no por
consignas aplicadas a la fuerza.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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