Juntar
las palabras sindicato y estudiantes mediante la proposición de supone un atentado al sentido común,
a la lógica y hasta a la ética. Pero no es esa la contradicción a la que hago
referencia en el título de esta entrada.
Resulta
que en la Universidad Autónoma de Barcelona hay un sedicente Sindicato de
Estudiantes de los Países Catalanes. Hasta ahí todo bien: la gente puede
llamarse como quiera, aunque sea haciendo referencia a entidades inexistentes o
ficticias, como los sedicentes países
catalanes o la fabulosa (de fábula) colona
catalanoaragonesa. De ilusión también se vive, que dice el refrán.
Lo
que ya no está tan bien es que, en la convocatoria de una fiesta con motivo (o
con la excusa) de los carnavales de este año (ya he dicho que es una
celebración que no me gusta nada) hayan dejado claro que no se admitirán
actitudes machistas, racistas, lgtbifóbicas, fascistas ni españolistas. Como los catalanes secesionistas
se consideran de una raza diferente (y superior, claro) a la del resto de los
españoles (nunca se ha especificado si también superior a la araniana raza
vasca o no), resulta que estos estudiantes (se deben haber saltado las clases
de vocabulario) no admiten el racismo… salvo que vaya dirigido contra los
españoles, en cuyo caso es no sólo tolerable, sino hasta encomiable.
Y
lo que en un mundo como Dios manda no tendría un pase (quiero decir que no
debería haberse producido) es que el rectorado de la institución universitaria
permitiera tales proclamaciones.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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