Cuando
un político (y más si es español, y todavía más aún si es de izquierdas)
defiende una determinada postura, puedes estar razonablemente seguro de que no
lo hace por convicción, sino por interés o conveniencia.
Esto
sucede especialmente con el PSOE de los últimos tiempos, una especie de veleta
que se orienta hacia donde crea que sopla el viento. Como, tras los últimos
escándalos en Hollywood (y el seguidismo paleto de sus émulos de la piel de
toro), lo que está de moda es ser feminista, pues nada, se es más feminista que
nadie, incluso más feminista que ellas.
Y
como el PSOE es, por esencia, liberticida y aspirante a un poder omnímodo, lo
que propone para acabar con la llamada brecha
salarial entre hombres y mujeres es crear una agencia para vigilar a las empresas y, llegado el caso, multarlas. Todo ello aunque en algunos casos en
los que dicha brecha salarial juegue a favor de las mujeres, como en el caso de
modelos femeninas y masculinos, mundo en el que las primeras llegan a ganar trece veces más que los segundos.
O
aunque en el partido más escorado a la izquierda, ellos ganan bastante más que
ellas. Debe ser que la brecha salarial por sexos es admisible cuando se trata
de tomar el cielo por asalto…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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