Vaya
por delante que no me gustan los carnavales (como tampoco me gusta Halloween,
pero ese es otro tema). No me gustan los disfraces, no me gusta el jolgorio, no
me gusta que se aproveche para intentar ofender (no lo hace quien quiere, sino
quien puede) a los cristianos. No me gusta, pero lo comprendo y (todo salvo lo
último) lo admito, aunque ya me supongo que a los que disfrutan con los
carnavales tanto mi comprensión como mi admisión les resultarían completamente
indiferentes, caso de tener conocimiento de ello.
Parte
esencial de carnaval de Cádiz (desconozco si de más lugares) son las
chirigotas, en las que no se deja títere con cabeza y se dispara contra casi
todo lo que se mueve, siempre (hasta donde sé) con ironía y ese gracejo andaluz
(que tampoco me gusta demasiado, pero qué le vamos a hacer, uno es como es). Que
alguien sea mencionado en una chirigota debería ser considerado un honor, no
una ofensa: quiere decir que se tiene la suficiente entidad como para que se
hayan fijado en él para hacerle blanco de su rechifla. A mí, por ejemplo, es
prácticamente imposible que alguna vez me tomen como tema.
Por
ello, que Andrea Janeiro Esteban, la hija de Jesulín de Ubrique y Belén Esteban, haya requerido la retirada de una chirigota que se burla de ella (desconozco la letra, pero apostaría a que
es más bien por persona interpuesta, es decir, su madre) es lo peor que podría
haber hecho: no hay mejor desprecio que no hacer aprecio (hoy estoy refranero,
a lo que parece), por lo que debería haber dejado pasar la cosa sin darle mayor
importancia, aunque por dentro echara humo de la indignación.
Porque
si retiraran todas y cada una de las chirigotas en las que se burlan de alguien
o de algo, no iba a quedar ni una.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario