martes, 4 de septiembre de 2018

Asnos con librea

Hace tiempo dije de Alfredo Pérez Rubalcaba que, como buen socialista, coincidía con la verdad únicamente por casualidad. Lo mismo se puede decir de los políticos españoles de izquierda en general.
Tras una audiencia con Su Majestad el Rey hace cosa de un mes, el impresentable greñudo (ahora que miro la foto, incluso veo que los vaqueros que vestía estaban rotos) que preside la asamblea legislativa regional balear dijo que el monarca había dicho que estaba dispuesto a tender puentes con los golpistas catalanes.
Nadie se lo tomó demasiado en serio. A diferencia de su padre, y quizá por influencia materna, Felipe VI no parece demasiado proclive a borbonear. De su padre no sorprendió que en relación con los que querían destruir España dijera aquello de hablando se entiende la gente; si lo hiciera el actual Jefe del Estado, muchos se quedarían ojipláticos.
Al final, resultó que todo había sido un error del melenas. Había descrito como intenciones regias lo que no eran sino sensaciones plebeyas. ¿El problema? Que, según él, en español le cuesta expresarse y había cambiado por nervios las palabras.
Que un comunista mienta más de lo que habla entra dentro de lo admisible. Que una autoridad española tenga problemas para expresarse en el único idioma que todos los españoles tienen el deber de conocer es casi delito de lesa Constitución.
Por no hablar de causa inhabilitante para el ejercicio de cargo público…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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