Nada
de nada. Menos que un euro de corcho. Menos que una moneda de tres euros. Menos
que el papel en el que están escritas. Menos que las ondas radioeléctricas a
través de las cuales se transmiten.
La
prueba la tenemos en las palabras de Sin
vocales a comienzos de este mes. Se comprometió a no prorrogar los presupuestos
generales del Estado vigentes (las
cuentas del PP) y abrió la posibilidad de un adelanto electoral… que, al fin
y al cabo, había sido uno de los presupuestos que sustentaba su moción de
censura (de que el PP sea un partido corrupto, teniendo en cuenta las filas de
las que salía la acusación, mejor no hablamos).
¿Y
qué ha hecho durante estas tres semanas escasas? Pues hacer todo lo posible
para, sin tener que prorrogar los presupuestos, evitar tener que convocar
elecciones. Y para ello ha buscado todas las argucias posibles, ya que una
condición sine qua non para esos
presupuestos es aprobar el techo de gasto. Y para esa aprobación el Senado,
donde el Partido Popular tiene mayoría absoluta, tiene un papel preponderante,
puesto que le cabe la potestad de vetar la propuesta que le venga del Congreso.
La
alianza socialcomunista ha intentado de todo, desde enviar a una bachiller a
dar lecciones de Derecho constitucional hasta cometer un fraude de ley
parlamentario que roza la inconstitucionalidad.
Pero
de eso hablaremos dentro de un mes, porque el tema da para una entrada él
solito…
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