Libro
que pasa a ser de mi propiedad –comprado, regalado… encontrado-, libro que
pongo en la lista de lecturas pendientes. Y antes o después, por riguroso orden
cronológico (habitualmente) de adquisición, el libro pasa a ser leído. Sea cual
sea el tema, la extensión o la calidad, acabaré leyendo ese libro.
Sólo
eso explica que haya leído la obra
maestra de la hermética en el siglo XX. Porque no solo es un tema que no me
interesa en lo más mínimo, sino que también es un tema al que le doy el mismo
rango de verosimilitud y validez científica que a la homeopatía (con la cual
todo el mundo se mete sin motivo porque, al fin y al cabo, nunca le ha hecho
nada a nadie) o a la astrología. O al socialismo, científico o del otro, ya puestos.
Y
es que, además, el autor enlaca una sucesión de esto no lo cuento porque es sólo para iniciados, de vez es paz sólo que camuflado y de mercurio
por aquí, mercurio por allá y ¡alehop!, ya tenemos la piedra filosofal. Que
una revista presuntamente seria como Muy interesante regalara (es un decir:
no recuerdo si fue así, pero apostaría que el precio ese mes fue más elevado) semejante
basura no era sino un anticipo de la decadencia en la calidad de la
publicación. Más páginas, más colorines… y más tonterías, también. La sigo
comprando, pero por poco más que por costumbre…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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