Casi
lo más criticable de los que se declaran comunistas es que pretendan imponer a
los demás una ideología que ellos dicen profesar pero que diverge
diametralmente de su comportamiento.
Tomemos
el ejemplo de los dos dirigentes neocom
españoles (lo del conductor de autobuses venezolano, comiendo a tres carrillos
mientras sus compatriotas mueren de hambre, es ya de juzgado de guardia del
Tribunal Penal Internacional), es decir, Junior
y su calientacamas. Partiendo de la miseria más absoluta (o de un nivel
económico humilde, porque ser hijo de un terrorista no creo que dé para mucho),
han progresado hasta juntar dos sueldos de parlamentario nacional (que no están
nada mal), lo que les ha permitido adquirir un casoploncito en la sierra
madrileña donde podrán criar a sus retoños.
Hasta
aquí, la práctica, el hecho, la realidad. Pero, mientras tanto, se dedican a
criticar que en los colegios se enseñe a los niños conceptos como ahorro o inversión para que tengan criterio el día de mañana y puedan ganar dinero. No
sea que, cuando tengan ese dinero, dejen de votar comunista por el miedo
(fundado) a perder lo que han ganado.
Empezaba hablando de casi lo más criticable. Lo más criticable, sin duda alguna, son los más de cien millones de muertos (y subiendo) cuya sangre tiñe de rojo las rojas manos de los rojos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario