sábado, 29 de septiembre de 2018

Qué putada, mi brigada

Dicen las malas lenguas que el suegro de Sin vocales tenía (o tiene, quién sabe) una cadena de saunas (para) homosexuales. No sé si es cierto o no, pero no deja de resultar gracioso que sea precisamente un gobierno encabezado por este individuo el que declare que va a abolir la prostitución.
Vamos por partes. En primer lugar, y aunque pueda parecer extraño, la prostitución no es delito, como no lo es el consumo de estupefacientes. Sí lo son, en cambio, el proxenetismo y el tráfico de drogas. O, para decirlo en términos sencillos, las putas y los drogatas no son delincuentes; los chulos y los camellos, sí.
Dicho lo cual, si con abolir una cosa se consiguiera su desaparición, desde que Jehová entregó a Moises las tablas de la Ley, con Sus mandamientos, se habrían acabado los asesinatos, los robos, las mentiras y las fornicaciones. Si ni el Todopoderoso ha conseguido semejante cosa, ¿va a conseguir mucho menos un tío que es tan torpe copiando que copia dos veces lo mismo… en la misma página?
O un tío al que le montan un sindicato de putas delante de sus narices y que anuncia la dimisión de la Directora de Empleo en rueda de prensa… al mismo tiempo que se le comunica el cese a la interesada (pero... ¿no quedábamos en que había dimitido?, mientras la superior de la misma (e inferior de Pdr Snchz) se limita a decir que le han colado un gol por la escuadra.
Algo más iba a decir, ya sabéis, esa frasecita para rematar la entrada, pero… se me ha olvidado.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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