martes, 5 de enero de 2016

De Guatemala a Guatepeor

Cataluña nunca ha sido un modelo de orden y concierto desde la instauración de la democracia, pero al menos durante el pujolato se mantenía una cierta apariencia de normalidad. Los sucesivos tripartitos, primero con presidencia socialista y luego bajo la batuta (es un decir) de Arturito Menos, hicieron saltar por los aires esa apariencia.
De derrota en derrota hasta el desastre final, la antiguamente hegemónica formación conservadora ha ido perdiendo paulatinamente apoyos y hasta el respeto. Es lo que pasa cuando se deja entrar en una asamblea legislativa a un indocumentado con camiseta y sandalias. Ha sido el grupo de Chancleto, precisamente, el que puede haber dado la puntilla a la agonizante Divergencia y Desunión. Primero se les marchó el patriarca (o le echaron, aunque fuera de boquilla, para no acabar más pringados de lo que ya estaban), luego el apéndice calvo y ahora se ven en la tesitura de tener que deshacerse del matón del tupé y la mandíbula cuadrada que, como todos los matones, es fuerte con los débiles y débil con los fuertes. Y que, amarrado al sillón, amenaza con convocar nuevas elecciones para dentro de un par de meses salvo que corrijan su error antes del Domingo (porque, según él, la presidencia de la Generalidad no es una subasta de pescado).
Porque la Click de Famobil ya lo ha dicho muy claro: según ella (otra cosa sería la realidad, que ya se ha visto que pastorear a un grupo de perroflautas como el de las CUP es tarea harto complicada si de que marchen al unísono se trata), habría apoyo unánime a Junqueras o a Romeva.
Dejando aparte el esperpento de que el candidato a la presidencia del consejo de gobierno de la comunidad autónoma haya sido el que aparece en cuarto lugar en la lista de la circunscripción más importante por la formación más votada (esto último ha quedado un tanto enrevesado, pero es la manera perifrástica de decir el número cuatro de la lista por Barcelona de ‘Juntos por el sí’) –bien es cierto que nada salvo la tradición y el sentido común obliga a que el candidato sea el número uno y que el número uno sea el candidato-, esto le produciría (como dice un conocido mío) un orégano de satisfacción y una hemorragia de alegría al gordo estrábico, ya que vendría a culminar el sorpasso que se produjo en las últimas elecciones generales. A pesar de lo cual, sigue insistiendo en la negociación, quizá porque tema que en las próximas elecciones autonómicas el sorpassado sea su partido.
Y mientras, Junior cree que su franquicia catalana (aunque no se sabe quién es franquicia de quién allí, como ocurre con el PSOE y el PSC) ganará los próximos comicios y proclama a la inefable (porque no hay palabras que alcancen a describirla) alcaldesa de la Ciudad Condal (por más que hayan retirado del salón de plenos el busto del padre del actual Conde de Barcelona, esto es, la cabeza del Rey emérito) como la presidenta moral de la Generalidad. Tiene más razón de la que cree, porque de tal modo ha degenerado la cosa en Cataluña que sólo una sujeta tan éticamente repugnante como la Bruja Piruja puede erigirse en el verdadero referente (anti) ético (y antiestético) de semejante pandemonio.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: