jueves, 21 de enero de 2016

Más que parlamento, rebuznamento

Cuando uno mete a un montón de payasos en un recinto cerrado, lo más normal es que se le monte un buen circo. Eso es, precisamente, lo que ha ocurrido en la sesión de constitución del Congreso de los Diputados tras las últimas elecciones generales.
Para empezar, fue elegido presidente de la cámara Francisco López, más conocido como Pachi Nadie en aquellos tiempos, no tan lejanos, en los que era secretario general de los socialistas vascos. Muy bajo ha caído el nivel de la clase política española cuando la tercera autoridad del Estado es, literalmente, un don nadie sin estudios. Y lo peor es que tampoco es que haya demasiadas alternativas válidas, porque la primera vicepresidenta es la recordwoman de la cámara jugando al Candy Crush, la esposa de ese sociólogo que no da una.
Luego ha estado el asunto de la toma de posesión, en la que los diputados neocom –unos en mangas de camisa, otros con los faldones de la camisa por fuera del pantalón, y otros con rastas y sudadera- han empleado fórmulas a cual más pintoresca. Quizá esté chapado a la antigua, pero si se hubiera atado en corto en este tema, cuando los diputados de p-ETA empezaron a tomar posesión con la coletilla de por imperativo legal, ahora no tendríamos estas mamarrachadas. O, hablando en planta, dos bofetadas bien dadas a tiempo, y andando.
Dentro del público, dio la nota la concejal estríper, que se sintió molesta por los cacheos a los que fue sometida en la entrada a la cámara. Dejando aparte el hecho de que tales cacheos son la práctica habitual, si hubiera ido al Congreso como fue a la capilla de la Complutense, no habría tenido ningún problema, porque habría estado claro que no tenía nada oculto.
Finalmente, hay que hablar del tema de Bescansa llevando al hemiciclo a su bebé como modo de reivindicar la conciliación (que, en realidad, consiste en que los padres puedan estar con los hijos, y no al revés). Dejando aparte el hecho de que tiene el riñón lo suficientemente bien forrado como para no tener que montar ese numerito, además en el Congreso hay una guardería, y un ascensor que le habría evitado tener que subir andando. Tan evidente fue la cosa que hasta las feministas, tan calladas cuando la que hace algo no es de derechas, calificaron de postureo la representación. Incluso la alcaldesa de Barcelona retuiteó una crítica, aunque reculó al darse cuenta de que se había colau y que la criticada era una de su cuerda.
Para terminar, aclaro que al comienzo de esta entrada he empleado los términos payaso y circo en sentido lato, no estricto. Siento el mayor de los respetos por la profesión de payaso y por el mundo del circo, y comprendo que si diera la casualidad de que alguno leyera lo que antecede, podría haberse sentido ofendido por la odiosa comparación.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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