sábado, 28 de mayo de 2016

Burricie acomplejada

Una de las causas de los muchos males que aquejan a España es el nefasto nivel de la educación en la piel de toro. Cuando la izquierda ha gobernado, fiel a su principio de fomentar la igualdad, se ha dedicado a igualar… pero por abajo. Cuando ha gobernado la derecha ha intentado, si bien tímidamente, poner remedio a las cosas, pero no ha servido de nada: mientras gobernaban, sus leyes eran tomadas por el pito del sereno tanto por las universidades como por las comunidades autónomas (a las que, para empezar, no deberían haberse transferido las competencias en materia de educación, como no deberían haberse transferido tantas y tantas cosas); y cuando dejaban de hacerlo, los gobiernos socialistas se dedicaban a desandar lo poco anduvido (que dirían ellos) y a sacar una ley educativa todavía peor que la anterior.
Los palos que le cayeron al ministro Wert de todas partes demuestran que sus medidas estaban bien encaminadas (los lectores habituales del blog ya sabrán que me estoy refiriendo otra vez a la doctrina Mafalda). Sin embargo, esta vez no hemos tenido que esperar a que gobiernen los suciolistos, porque el propio sucesor popular ha sido el que ha comenzado a desmontar lo conseguido. Así, además de seguir la tradición de no hacer ni puñetero caso –doce comunidades autónomas, es decir, dos de cada tres, no hicieron las reválidas de sexto de Primaria previstas en la LOMCE-, el gobierno decidió que dicha reválida no serviría para hacer rankings entre los distintos colegios.
Es decir, que para lo único que va a servir es para perder el tiempo. Como si nos sobrara, en este y en otros temas…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!


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