lunes, 16 de mayo de 2016

Cursiprogres

Con ser deleznables, lo peor de los neocom no son sus ideas, rancias, anticuadas e ineficaces en la práctica, como ha demostrado la tozuda realidad en todas aquellas ocasiones en las que se han perseguido llevar a efecto los postulados del judío alemán mantenido por el industrial británico.
No, lo peor de los neocom españoles es su irrefrenable tendencia a la cursilería, al lenguaje empalagoso y rimbombante que, en lugar de que sus afirmaciones resulten más fácilmente digeribles, nos provocan a algunos una irresistible sensación de nausea.
Así ha ocurrido todas y cada una de las veces que esos bebe-sin-sed, que diría el capitán Haddock (no es que el epíteto venga muy a cuento, pero ha cruzado por mi mente mientras pulsaba las teclas), han tenido que poner algo por escrito, y mucho me temo que así seguirá ocurriendo hasta el día, Dios quiera que no demasiado lejano, en que podamos librarnos de ellos de una vez por todas (aunque lo dudo, el pueblo español es bastante estúpido a la hora de elegir a sus dirigentes).
Para muestra, lo que dijo la franquicia madrileña de la formación morada (por mucho que los podemitas juren y perjuren –más lo segundo que lo primero- que doña Rojelia y su equipo no siguen sus dictados, eso no hay quien se lo crea) con ocasión del tema de las ocupaciones de inmuebles ajenos: dijeron que apoyaban el derecho a la creación de espacios de vida y encuentro.
Para mear y no echar gota, oyes.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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