domingo, 4 de marzo de 2018

Con dos narices

La Historia es lo que pasó. Y lo que pasó, nos guste o no nos guste, no puede cambiarse. Aunque algunos lo intenten.
Y un modo de intentar esa modificación es andarle cambiando el nombre a las vías públicas. En algunos casos se produce una especie de viaje de ida y vuelta, puesto que la madrileña calle de Santa Engracia se llamó antes García Morato, y antes… Santa Engracia. En otros casos se produce una simpática ironía, como el caso reciente de Gerona, en el que han cambiado el nombre a la plaza de la Constitución, para rebautizarla como 1 de Octubre… el aniversario, entre otras cosas, de la proclamación de Francisco Franco Bahamonde como jefe del Estado del bando sublevado (y, a la postre, vencedor, otro hecho que ocurrió y que no puede ser cambiado).
Y mientras, los de Tabarnia pagan a los secesionistas con la misma moneda, y proponen cambiar el nombre de la barcelonesa plaza de los (sedicentes) Países Catalanes por plaza de Tabarnia
Lo que ha sentado a los secesionistas como cabía esperar.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: