miércoles, 28 de marzo de 2018

No ofende quien quiere, sino quien puede


Pocas ocasiones se habrán dado en este blog en las que el título de la entrada haya resumido más acertadamente que en ésta mi sentir ante la noticia que corresponde comentar.
Porque, la verdad, tampoco hay mucho que decir. La sedicente y sediciosa asamblea nacional catalana –en tres palabras, tres falsedades: no es una asamblea, sino un contubernio de facciosos; no es nacional, sino puramente regional; y no es de toda Cataluña, sino que únicamente representa a una parte de la misma, y no precisamente la mayoritaria- acordó declarar persona non grata a Su Majestad el Rey de España, don Felipe VI.
Es una muestra más de cómo aquellos que detestan a España y a los españoles, aunque vivan –y muy bien a costa de una y de otros- buscan, a través de gestos sectarios y perfectamente inútiles, intentar molestar al país y a sus habitantes. Y eso es así ocurra en Estella o en Viana, buscando desvincularse del símbolo de la unidad y permanencia de la patria común e indivisible de todos los españoles, por emplear en acertada concatenación dos preceptos de la norma suprema del ordenamiento jurídico patrio.
En resumen, que esos golpistas podrán decir lo que les plazca y declarar lo que les pete. El Jefe del Estado (y de las Fuerzas Armadas, que tienen entre otras misiones preservar la unidad e integridad de la patria) seguirá siéndolo de todos los españoles –hasta de los que no quieren serlo- y yendo a cualquier lugar de nuestro país, con la certeza de que, aunque haya energúmenos que demuestren su grosería, habrá muchos más españoles de bien que demostrarán su afecto y respeto por la real persona y por lo que representa.
Y sí, soy monárquico. ¿Se nota mucho?
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
¡¡¡VIVA EL REY!!!

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