jueves, 15 de marzo de 2018

Libertad según para quienes

A los totalitarios, como puso magistralmente de manifiesto Orwell en su Rebelión en la granja (qué manera de cargarse la trama, cuando el título original era un sencillo Animal farm), se les llena la boca hablando de libertades, pero sólo hasta que alcanzan el poder, momento en que se las aplican sólo a sí mismos. Naturalmente, en el proceso, sólo reconocen esas libertades a los de su cuerda.
Viene todo esto a cuenta de la petición de los neocom de que los ayuntamientos puedan colgar la bandera republicana (la de la segunda república, porque la primera mantuvo la enseña rojigualda) en sus fachadas sin que tal cosa constituya delito. Estoy seguro de que esos defensores de las libertades (propias) pondrían el grito en el cielo si, en justa reciprocidad, se solicitara que los ayuntamientos que lo desearan pudieran hacer ondear la bandera oficial de España hasta 1.981 (o, para decirlo otra manera, el trapo del pollo).
Estoy seguro de no equivocarme ni lo más mínimo…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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