jueves, 8 de marzo de 2018

Doctrina Mafalda en acción


Como cantante, Marta Sánchez ni me va ni me viene. Reconozco que tiene una buena voz y que sabe cantar (que su padrino fuera Alfredo Kraus algo tendría que ver), como espero que ella reconociera –si se diera el caso- de que, al menos al comienzo de su carrera, se aprovechó de su físico para triunfar (no es una crítica, es sólo un comentario).
Del mismo modo, la letra que le ha puesto a la Marcha Real me parece entre ñoña y empalagosa, aunque la mayor parte de los himnos nacionales adolecen de ese defecto (luego están La Marsellesa o –supongo- Los segadores, donde corre más sangre que en una película gore). Pero estoy dispuesto a perdonarle todo eso vista la reacción que ha suscitado entre los políticos: los de (teóricamente) derechas, PP y Ciudadanos, han elogiado la valentía de la cantante, mientras que los neocom la han criticado (eso de poner letra a la cutre pachanga fachosa no está pero que nada bien, dónde vamos a ir a parar) y los socialistas, con menos vista que Mr. Magoo y Rompetechos juntos, ha intentado nadar entre dos aguas.
Incluso me parece bien la iniciativa de recogida de firmas para que la letra sea la oficial y la artista la cante en la final de la Copa del Rey de fútbol. Más que nada, por cómo rabiaría la Farça
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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