lunes, 5 de marzo de 2018

Poco, para lo que se merecen

Quizá sea porque no han tenido, en general, que padecer durante cerca de medio siglo el terrorismo de ultraizquierda que hemos sufrido en España. Quizá sea porque odian o desprecian a nuestro país. Quizá sea por la desidia de nuestros gobernantes de uno y otro signo, incapaces en general de hacer otra cosa que inclinar servilmente la cerviz ante naciones más poderosas. O quizá sea porque algunos jueces, cegados por su ideología, no son capaces de pensar con lógica jurídica.
El hecho es que el Tribunal europeo de Estrasburgo nos la ha vuelto a jugar. Primero fue la derogación de la llamada doctrina Parot, que sacó a la calle no sólo a terroristas, sino a otros asesinos tan miserables como los de Anabel Segura y a violadores que, lejos de haberse reformado, reincidieron en sus repugnantes crímenes apenas volvieron a pisar la calle.
Y ahora ha sido la condena a España por el supuesto maltrato infligido a los etarras que perpetraron el atentado en la Terminal 4 de Barajas. Suponiendo que se les hubiera maltratado, lo cual es mucho suponer, no sería sino una ínfima parte del sufrimiento que ellos causaron a los familiares de los asesinados en su abyecto crimen.
Y sólo suponiendo que se les hubiera maltratado, yo, de ser España, pagaría con mucho gusto la condena. Lo consideraría un dinero bien empleado.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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