lunes, 19 de marzo de 2018

Dime qué criticas y te diré de qué adoleces


El problema de los movimientos integristas es que antes o después –y, generalmente, antes que después-, a alguno de sus integrantes le aparecen esqueletos en el armario. Hablando metafóricamente, claro.
Son como los que predican contra la promiscuidad y son, en realidad, unos puteros de marca mayor. Los que claman contra el despilfarro pero se van de luna de miel a Nueva Zelanda. Los que participan en partidos contra la droga mientras se esnifan raya tras raya o son condenados por doparse. Los que han confraternizado con acosadores pero se suben al carro de los que los denigran cuando la marea del rechazo social sube.
O los que son activistas de ese movimiento contra el acoso a las mujeres… y acaban siendo denunciados ellas mismas por acoso sexual.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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