jueves, 27 de agosto de 2020

Como negociar con un ocupa

Cuando acabó la guerra de sucesión española, y tras el tratado de Utrech, el Reino Unido se hizo con dos enclaves en territorio español: Gibraltar y Menorca. La isla la recuperamos tres cuartos de siglo después, pero el Peñón sigue en manos británicas.
A lo largo de estos trescientos años, los hijos de la pérfida Albión no han dado un solo paso atrás. Muy al contrario, pasito a pasito, han ido avanzado por el itsmo. Ocupados como estábamos en nuestras propias preocupaciones, les hemos dejado. Sólo durante el franquismo, con el cierre de la verja, ese nido de contrabandistas -si se fumaran todo el tabaco que comercian, además de una de las rentas per cápita más altas del mundo también tendrían, con certeza, una de las tasas de cáncer de pulmón más elevadas- empezó a sentir que les faltaba el oxígeno.
Pero cometimos (perdón por incluir a todos los españoles, pero los sucesivos gobiernos nos representan -desgraciadamente- a todos, por más que se esté en desacuerdo con sus medidas) el error de pensar que con una actitud conciliadora se podría conseguir más que con firmeza. Primero abrimos la verja, luego Desatinos accedió a un foro tripartito y ahora la ninistra de Asuntos Exteriores y Genuflexión se ha reunido, de igual a igual, con el jefe de los contrabandistas.
Como no cabe suponer que esto lo haya hecho a espaldas de Sin vocales, quien detenta el poder ejecutivo en España debería comparecer en la sede de la soberanía nacional para dar explicaciones; y en su defecto, la conferenciante debería atender la exigencia de PP, Ciudadanos y Vox y aclarar las cosas… si es que puede o sabe.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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