miércoles, 19 de agosto de 2020

No pintamos una m…

En apenas unas horas, hace mes y medio, España (es un decir) pasó de tocar el cielo con los dedos (es un decir) a pegarse un batacazo morrocotudo (otro… y no es un decir).
El día nueve de Julio saltaba la noticia de que Francia apoyaba la candidatura de la ministra española de Economía, Nadia Calviño, para presidir el Eurogrupo y, decía el titula, inclinaba la balanza hacia su victoria.
Eso sería por la mañana, porque por la tarde la noticia era que esa balanza tan inclinada había dado como vencedor a otro candidato (no recuerdo si un neerlandés o un irlandés), y España volvía a quedarse, de nuevo, sin ocupar puestos de primera línea en las instituciones europeas.
Ello podría deberse a dos factores. El primero, que el desgobierno socialcomunista que padece España no inspira ninguna confianza al otro lado de los Pirineos, por lo que ni siquiera los miembros teóricamente solventes (suponiendo que haya más de una, lo cual es mucho suponer… porque, ahora que lo pienso, no hay uno que valga un pimiento) tienen ni la más remota posibilidad de ocupar algún puesto medianamente importante. El segundo, que todo lo que toca Pdr Snchz lo gafa, como ocurría con zETAp (recordemos, del referéndum en Francia sobre la constitución europea hasta Schroeder, pasando por Segoléne Royal).
O, más probablemente, a una combinación de los dos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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