martes, 21 de noviembre de 2017

El Halcón Rojo

La tercera y última parte de la Trilogía de la Luna es también la más corta de las tres. Relata la fase final de la lucha entre americanos (simplificando, terrestres) y kalkars (mestizos de selenitas y humanos o, más bien, humanas), estando estos últimos arrinconados en la costa del Pacífico de los Estados Unidos (ya hace casi un siglo, parece que todo se resolvía en Estados Unidos cuando de invasiones extraterrestres se trataba).
Los americanos parecen haber retrocedido a una fase precolombina –si exceptuamos la presencia de caballos y perros-, comportándose como los indios de las praderas; indios que, a su vez, han sido esclavizados (una muestra de racismo bastante políticamente incorrecta para los estándares actuales, dicho sea de paso) tanto por americanos como por kalkars. De los negros no se dice ni palabra, en cambio, aunque nuevamente hay que tener en cuenta la época en la que se escribió la historia. En cuanto a la colonia japonesa que Julián XX se encuentra en los alrededores de lo que en su día fue Los Ángeles, Burroughs no da ninguna explicación.
Una diferencia de esta parte con las dos precedentes es que no aparecen ni Burroughs ni Julián III como los interlocutores en la conversación mediante la cual el segundo relata al primero los sucesos de sus reencarnaciones futuras. En cambio, se mantienen los tópicos de damiselas en peligro, luchas a espada y demás.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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