miércoles, 8 de noviembre de 2017

Hienas y chacales se destrozan entre ellos


Una de las tesis que sostengo es que algo que une a izquierdistas y regionalistas en España es, precisamente, el odio a España. Por ello, no deja de resultar irónicamente paradójico que gracias a unos podamos llegar a librarnos en cierta medida de los otros.
Los neocom en Cataluña han oscilado entre las tendencias filosecesionistas y la sumisión al líder único, con más querencia por las primeras que por lo segundo. Ya la bruja Piruja optó por crear su propio movimiento sin bailar al son que tocaba Junior, con el afán de convertirse en califesa en lugar de los califas regionales (algo que tienen en común casi todos los líderes neocom es un ego de tamaño superlativo y unas ambiciones a la par, al igual que unas capacidades de gestión inversamente proporcionales a las anteriores).
Ahora es el líder regional neocom, un sujeto de apellido Fachín (siendo rojo, lo cual corre parejo con un anticatólico apellidado Iglesias, un comunista apellidado Monedero y un antitaurino apellidado Errejón), el que ha planteado la posibilidad de unirse al partido de la alcaldesa barcelonesa. La consulta a las bases provocó crispación y malestar en el visir regional, que acabó dimitiendo, rompiendo su carné neocom y creando un partido instrumental (son sus palabras, no las mías) para integrarse en un frente nacionalista, al tiempo que, como la Bescansada diputada, canta las verdades del barquero: la dirección de Podemos impone decisiones sin diálogo ni garantías, mediante un decretazo.
Vamos, como han hecho los comunistas de toda la vida, de Marx para acá.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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