Que
en los partidos políticos haya diversidad de opiniones es, aunque infrecuente
en España, algo deseable, incluso bueno. Otra cosa es que, por el consabido
miedo a no salir en la foto, aquí no se mueva ni el tato.
En
esto, al menos, los neocom sí que son
diferentes de lo que ellos llamaban la
casta. Y no es que tengan disparidad de opiniones, es que resultan
directamente esquizoides.
Porque
sólo de esa manera cabe calificar (bueno, probablemente podría calificarse de
muchas otras maneras, pero concededme la restricción a efectos de redacción) el
hecho de que, mientras doña Rojelia
decía que la aplicación del artículo 155 era absolutamente inevitable (eso sí, después y antes de no criticar el
golpe de Estado en Cataluña), una de sus concejales reconocía la sedicente nueva república catalana.
Por
menos de esto enviaban a la gente al frenopático.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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