Cocomocho está dando muestras,
tras su huida a Bélgica, de ser un político a la par miserable y estúpido.
Lo
primero, por haber salido por patas y, a salvo (relativamente) en la tierra de
las coles, explotar la prisión provisional del estrábico con sobrepeso con
fines electorales. Postura por otra parte comprensible, porque es casi la única
salida que le queda al del corte de pelo inefable si quiere rascar bola; y,
además, la previsible subida en las expectativas de voto de Izquierda
Repúblicana de Cataluña se ha producido a expensas del partido antaño
hegemónico (o casi) en la región.
Lo
segundo, porque ha pedido dinero para costearse el exilio y la defensa. Ahora va
a resultar que Puchdemón es el único
político (ex) convergente de un
cierto nivel que no ha sacado tajada de su paso por la política (si bien es
cierto que al máximo nivel ha estado apenas dieciocho meses).
Debería
haber tomado ejemplo de sus predecesores, Arturito
Menos (que también anda mendigando para costearse la fianza que le ha
impuesto el Tribunal de Cuentas) y Jorgito
Poyuelo. O de los casi doscientos alcaldes separatistas que hace un par de
semanas viajaron a Bélgica a dar un mitin en el que predicaron el odio a
España.
Viaje
que muchos de ellos costearon con dinero público, naturalmente.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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