Los
defensores del golpe de Estado perpetrado en Cataluña –tanto los que lo han
realizado materialmente como los que arriman el ascua por si su sardina puede
cocinarse- sostienen que tanto el butifarrendum
II del primero de Octubre como toda la parafernalia que lo ha rodeado,
antes, durante y después vienen a ser la decantación más pura del espíritu
democrático.
Sin
embargo, realmente son todo lo contrario. No sólo porque quienes lo apoyan son
las ideologías más liberticidas que existen (el comunismo y el supremacismo
racista), sino también porque no toleran siquiera el mantenimiento de opiniones
contrarias (cosa que también suele ocurrir con los republicanos: reclaman el
derecho a plantear la posibilidad del cambio de régimen, pero estoy bastante
seguro que, de conseguirlo, no permitirían a los monárquicos el planteamiento
recíproco ni, mucho menos, la exhibición de sus símbolos).
Así
ha ocurrido con un tal Pedro Moreno Brenes, a quien no tenía el gusto de conocer
pero de quien, desde hoy mismo, me declaro rendido admirador: este histórico
comunista ha sido escarnecido en las redes sociales por su defensa de la
Constitución y de la ley en Cataluña. Tras ser tildado de fascista –calificativo
que no se cae de la boca de quienes mantienen actitudes asociadas
históricamente al fascismo-, ha abandonado Izquierda Unida.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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