jueves, 23 de noviembre de 2017

La culpa siempre es de los demás

Los políticos, en general, son gente bastante soberbia. Claro que, al menos desde mi punto de vista, si son españoles y de izquierdas la cosa se agudiza hasta extremos casi planetarios, que diría Masturbito.
Tomemos, por ejemplo, el caso de las elecciones celebradas a finales de los setenta en España –nunca me he preocupado de averiguar si eran nacionales o municipales; las autonómicas todavía no existían, gracias a Dios-, en las que el Partido Socialista no obtuvo los resultados que esperaba y que las encuestas, supongo, vaticinaban. ¿Cuál fue la reacción de sus dirigentes? ¿Quizá reconocer que algo habrían hecho mal, y ponerse a enmendar su error? ¡Quiá! Alfonso Guerra, entonces vicetodo y posteriormente miemmano, declaró que España se ha equivocado. Y se quedó tan pancho.
Ahora es Junior el que se niega a reconocer los errores. Después de años oscilando entre una postura y otra, aunque siempre más próximo a los antes regionalistas y hoy golpistas o filogolpistas, finalmente se ha bajado los pantalones (metafóricamente, gracias a Dios) ante la bruja Piruja y ha decidido someterse a sus dictados en Cataluña. En parte como consecuencia de su caída en los sondeos, y en parte como causa de esa caída (una especie de círculo vicioso, vamos).
¿Ha pensado el de la coleta que esa caída en el CIS pueda deberse a una estrategia equivocada? Nones: la culpa es, según él, de los ataques de la Brunete mediática. Lo cual no deja de ser curioso, teniendo en cuenta que en general los medios de comunicación son de izquierdas y llevan bailándoles el agua a los neocom desde que aparecieron en escena.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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