La
clase política española da bastante asquito; eso, por no decir que resulta
directamente repugnante. Eso es algo, quizá lo único, en lo que coincido con
los neocom, aunque supongo que ellos
no estarían de acuerdo en el hecho de que les incluyo también a ellos.
Es
decir, a veces uno se pregunta para qué votar en las elecciones, si todos van a
hacer más o menos lo mismo. Pero uno también acaba dándose cuenta de que no
votar será, quizá, el medio para que la peor opción llegue a gobernar, por lo
que acaba votando, no por la que considera la mejor opción, sino por la menos
mala de las alternativas posibles con posibilidades de alcanzar el gobierno.
Todo
esto viene a cuento de la declaración del ministro de Asuntos Exteriores
español, que declaró en la BBC que la reforma constitucional que ha acordado
emprender con el PSOE es para acomodar
las aspiraciones de algunos de los catalanes (léase, los separatistas). Que luego
matizara esa frase ya no importaba: el mal estaba ya hecho.
Para
ese viaje no necesitábamos alforjas, la verdad.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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