Lo
malo de los fichajes estrella es que
el que los ficha puede acabar estrellado. Ese puede ser el caso del partido pomelo y su candidato a la
alcaldía de la ciudad condal, el que fuera primer ministro de ese país al Norte
de los Pirineos.
La
trayectoria electoral del buen señor (del Farça
tenía que ser) resulta manifiestamente mejorable. De proponer tender un cordón sanitario alrededor de Vox
(cuando hay partidos en España que suponen un peligro mucho mayor para las
libertades y la democracia) ha pasado a sugerirle a su jefe de filas que
dialogue con el dctr Snchz como hizo Suárez con Carrillo.
Transcurrido
el tiempo, uno llega a pensar que el carnicero de Paracuellos transigió por
puro cálculo político, sin renunciar interiormente a sus postulados ni
arrepentirse de sus muchos y horrendos crímenes (por más que, legalmente,
estuvieran perdonados). Digo esto porque, andando el tiempo, se quitó la careta
y poco menos que reivindicó su historia pasada, sin reconocer nunca la autoría
en la masacre de inocentes que aconteció bajo su responsabilidad. Al menos, Sin vocales se ha quitado la careta desde el mismo momento en que se dispuso a cambiar el colchón de La Moncloa (es una manera de hablar, ya sabemos que no había colchón que cambiar).
Así
que, Manuel, harías mejor en irte por donde viniste, ya que tu jefe Alberto no
parece que vaya a hacerlo motu proprio…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!