martes, 19 de febrero de 2019

Que viva la incoherencia

Creo que fue Manuel Fraga Iribarne quien dijo que un socialista es alguien capaz de afirmar una cosa y la contraria y sostener que ambas son ciertas. Alguien, posteriormente, añadió el estrambote de y progresistas.
Un comunista, en cambio –y esto es de mi cosecha-, es alguien capaz de soltar la mayor de las incoherencias sin que se le caiga la cara de vergüenza… porque las incoherencias de los comunistas suelen referirse a ellos mismos, a título particular o en general.
Hace algún tiempo saltó la noticia de que el Chepas y su calientacamas iban a presentar un programa en la cadena televisiva propiedad del régimen de los ayatolás, trabajo que les proporcionaría una pingüe retribución. Nada que objetar a eso, todo el mundo tiene derecho a ganarse las lentejas con quien le parezca oportuno. Un poco me chirría el que alguien que se declara comunista manifieste tan aparente querencia por el dinero, pero bueno, todos somos humanos.
Menos coherente –o, al menos, de más difícil explicación- es que la calientacamas afirme, tan seria y tan campanuda, que es sano y contribuye a la democracia trabajar para el régimen iraní. Salvo que estén realizando una tarea de quintacolumnistas para la que, sinceramente, dudo que tengan aptitudes, se me escapa cómo es posible que trabajar para un régimen teocrático, homófobo y exteriormente agresivo pueda contribuir a que dicho régimen devenga democrático.
Mientras, el que dijo que los de izquierdas son genéticamente incapaces de delinquir aparece en una foto en la que, vistiendo una sudadera de la República Democrática Alemana (el país de las tres mentiras: ni república, ni democracia, ni Alemania), cocina mientras se ve en el fondo una Thermomix (cuyo precio, según el artículo, supera los mil euros).
Ojo, que yo también tengo ese electrodoméstico (y bien práctico que lo encuentro), y no pretendo criticarlo. Pero muy comunista, la verdad, no parece. Claro, que quien se pegó un viaje de novios a Nueva Zelanda (otra cosa en la que coincidimos, aunque yo no tuve que casarme para visitar las antípodas) bien puede permitirse ese lujo tan… pues eso, lujoso.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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