Hay
casos en los que no cabe la equidistancia, en los que hay que tomar partido. Y si
no se está con los buenos, con las víctimas, con los débiles, con los atacados,
se está con los malos, con los agresores, con los fuertes, con los atacantes.
Y
eso es así aunque quien se proclame equilibrado
sea el vicario de Cristo en la Tierra o todo el sector de izquierdas del ayuntamiento de la
capital de España. Y quien está con los que defienden la legalidad y la
democracia, aunque sea por las razones equivocadas –básicamente, por cobardía-,
hace lo correcto.
Lo
prueba el hecho de que los neocom
critiquen, con su prosa alambicada habitual, a dctr Snchz por reconocer a Guaidó.
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