Es
lo que pensé cuando leí el titular de que Los golpistas presos podrán declarar sin grilletes, en catalán y sentados en el Supremo. Luego, mientras me preparaba para escribir esta entrada, maticé un
poco mi valoración, aunque en términos globales es que la cosa sigue sin
gustarme ni un pelo. Pero vamos por partes.
Que
los golpistas puedan declarar sin grilletes no me parece nada excepcional. Que yo
recuerde, hasta los peores asesinos etarras han declarado sin grilletes en la
Audiencia Nacional. Eso sí, en una cabina acristalada, enjaulados como las
alimañas que son y separados de la gente normal.
Que
los golpistas puedan declarar sentados tampoco me parece nada del otro Jueves. Nos
hemos hartado de ver escenas de juicios recientemente, y todo bicho viviente,
de Rodrigo Rato hasta… bueno, ahora no recuerdo a ninguno en concreto, pero
cualquiera me valdría, todos, digo, han declarado sentados. Más o menos
chuletas, según el temperamento y la idiosincrasia de cada uno, pero sentados.
Lo
que no me gusta nada es lo que declaren en catalán. Como no me canso de
repetir, el artículo 3 de la Constitución Española establece lo siguiente:
El castellano es la
lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla
y el derecho a usarla. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en
las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos.
¿Son
españoles los acusados? Sí, aunque les fastidie. ¿Se va a celebrar el juicio en
una comunidad autónoma con lengua cooficial? No. Pues entonces el proceso
debería desarrollarse íntegramente en español. Se me ocurren dos razones para
que esto no sea así, una sarcástica y otra mucho más seria. La primera es que,
dado el nivel de ahogamiento lingüístico (llamarlo inmersión es ser suaves en
exceso) que ha tenido lugar en Cataluña durante las últimas cuatro décadas, es
posible (hasta probable) que los acusados no sean capaces de expresarse (aunque
estén legalmente obligados a ello) en la lengua de Cervantes y santa Teresa
(los de verdad, no los de los iluminados catetonios);
y como no sería culpa suya, sino de aquellos que han tenido la responsabilidad
de la política educativa regional catalana, sería cargar sobre sus espaldas
algo que es responsabilidad de otros.
La
segunda es curarse en salud: permitiéndoles declarar en el dialecto del
occitano que se habla en Barcelona, se evita la posibilidad (ridícula en
términos jurídicos, pero posibilidad al fin y al cabo) de que aleguen
indefensión por no poder declarar en el idioma de su elección.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario