La
izquierda –al menos la española- tiene la mala costumbre de arrojar la primera
piedra y luego escandalizarse cuando, en retribución, recibe una avalancha.
Ocurrió
en los años treinta: durante un lustro, campó a sus anchas quemando iglesias,
acosando a la derecha, montando revoluciones cuando perdía las elecciones,
montando pucherazos para volver al poder y amenazando de muerte en sede
parlamentaria al líder de la oposición. Cuando los corderos se cansaron de ser
degollados mansamente y se produjo el Alzamiento Nacional, pasó lo que pasó. Ya
hora, ochenta años después, la izquierda (y la derecha acomplejada también)
olvida convenientemente que antes del dieciocho de Julio habían ocurrido muchas
cosas.
En
otro orden de cosas, algo parecido está ocurriendo ahora. zETAp se sacó de la
manga la infausta ley de desmemoria histérica y negoció con los terroristas, dctr Snchz anunció su intención de sacar
a Franco del Valle de los Caídos y puso el tafanario en pompa para ser enculado
por los golpistas catalanes… y luego se hacen de nuevas cuando se profanan las tumbas de Pablo Iglesias (Senior, que
el otro sigue vivo) y Dolores Ibárruri, el monumento de los Caídos de la
División Azul y el de las Trece Rosas.
El
PSOE y PCE culparon a los convocantes de la concentración de Colón. Sólo alguien
con muy pocas entendederas, muchísimas tragaderas ideológicas o ambas cosas a
la vez puede aceptar semejante afirmación: o estás contra la derecha o estás
contra la izquierda, pero no puedes estar contra las dos a la vez. Y ojo, que
no defiendo las profanaciones de tumbas, aunque, por razones evidentes, me moleste
más el que pinten la tumba de Franco a que destrocen la de La Pasionaria.
Lo
único que digo es que, como casi siempre, empezaron ellos. Y que ya sabemos
cómo suelen acabar estas cosas.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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