Las
cosas suceden con tal rapidez que en diez días los sucesos que voy a comentar
son ya, casi, Historia antigua. Sin embargo, y por su importancia (en mi
opinión, que es la última instancia en este blog), voy a mencionarlos.
Todo
este asunto parte, creo yo, de que ni la izquierda ni los nacionalistas (decir
el frente nacionalsocialista sería un recurso demasiado fácil) parecen
haberse percatado de que todo ha cambiado tras el butifarrendum II. Tras esa fecha, bastantes españoles parecen haber
perdido el complejo de demostrar que se sienten españoles. Bastantes españoles,
también, parecen decididos a no seguir pasando por alto el que los llamados partidos nacionales sigan transigiendo
con los regionalistas.
Pero
socialistas y nacionalistas siguen actuando como si nada. Eso, unido a que la
categoría moral e intelectual de los líderes respectivos es menos que ínfima –haciendo
que sus predecesores, igualmente miserables, adquieran, por comparación, la
talla de Pericles o Cicerón. Sólo así se explica que el gobierno aceptara
incorporar a las negociaciones con los golpistas la presencia de un relator,
figura que sólo cabe en conflictos de índole muy distinta al que nos ocupa. Para
hacer tragar esa píldora a la opinión pública, aunque el talante de la misma no
fuera la que señalo en el párrafo anterior, haría falta alguien con muchas más
dotes oratorias que la egabrense que, según propia confesión, acostumbraba a
hablar (telefónicamente) por las mañanas en bragas con los alcaldes (ha sido
difícil construir esta frase, porque pensad cómo sonaría hablar por las mañanas con los alcaldes en bragas).
Naturalmente,
los contrarios aprovecharon la coyuntura y pusieron a Sin vocales a caer de un burro. Casado, que parece haber recuperado
el talante opositor del PP (siembre ha funcionado mejor el partido de la
gaviota cuando actúa a la contra), señaló que la concesión gubernamental
equivalía a una traición a España.
Pero
no sólo los ajenos, también los propios. El hermano de miemmano, que no ha perdido el colmillo retorcido, también le puso
de chupa de dómine. Y hasta alguien tan acostumbrado a lengüetear tafanarios
ajenos si éstos son progresistas como Ñoñilondo
calificó al dctr Snchz de boxeador sonado.
¿Y
todo, para qué? Para nada. Este balón de oxígeno a los golpistas –que falta les
hace, puesto que aplazaron (sine die,
creo yo) la huelga general contra el juicio a los golpistas por temor a otro
pinchazo (y van…)- fue inútil. Presentaron una enmienda a la totalidad al
proyecto de presupuestos generales del Estado, anunciaron que la mantendrían…
…y,
por una vez, mantuvieron su palabra.
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