Si
el Tribunal Supremo fuera el que juzgara el Juicio Final, hasta el Altísimo en
Sun infinita misericordia (perdón, Señor, por la irreverencia) tendría
problemas para perdonar a alguno de los enjuiciados.
Es
el caso del blefaróptico (desconozco si éste es el término correcto, puesto que
no he podido encontrar el término que se aplica a los que padecen blefaroptosis)
con sobrepeso, éste no muestra en absoluto propósito de la enmienda, ya que
tras soltar una especie de mitin en sede judicial, remató la cosa diciendo que
lo seguirían intentando, sea cual sea el resultado
de este proceso.
Y
mientras –más bien después, puesto
que fue el siguiente en declarar-, Forn parecía decidido a echar por tierra
toda la construcción argumentativa de los golpistas (en el sentido de que el butifarrendum 2 no era ilegal), al decir
con todas las letras que el referéndum no era legal, y que el Supremo les había ordenado por activa, por pasiva y
hasta por perifrástica que no lo celebraran.
A
confesión de parte…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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