domingo, 12 de mayo de 2019

El siempre sabio refranero español

Un viejo adagio castellano dice que se coge antes a un mentiroso que a un cojo. Otra versión sería que la mentira tiene las patas muy cortas. Mi corolario sería que, en general, mentir no sale a cuenta, porque tras la primera mentira tienes que seguir mintiendo para sostener la primera falsedad, y la tarea se vuelve cada vez más complicado. Dicho de otra manera: para ser un buen mentiroso lo importante no es la falta de escrúpulos, sino una inteligencia despejada.
Pedro Sánchez carece totalmente de escrúpulos (también de vergüenza, pero ese es otro asunto). Lo ha demostrado a lo largo de su carrera política, lo demuestra cada día en cada uno de sus actos y, con casi total certeza, seguirá demostrándolo hasta que desaparezca en la nada de la que nunca debió salir.
Primero dijo que elaboró una tesis. Cuando se alegó que copió como un escolar de primero de EGB, lo negó. Cuando se demostró que había copiado, se sacó de la manga un informe de un programa informático detector de plagios que, supuestamente, demostraba que no había plagiado. Pero hace un par de meses el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno confirmó que Moncloa mintió (pobre metonimia: si el palacio no ha dicho esta boca es mía…) para salvar la tesis de Sánchez: el famoso informe que certificaba que la tesis no había sido plagiada no existió pese al comunicado oficial de Moncloa al respecto.
Pero si a este tío tuvieron que escribirle su propio libro de memorias, por amor de Dios…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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