jueves, 2 de mayo de 2019

Feminismo de oropel

A los políticos en general se puede aplicar la frase de haz lo que digo, y no lo que hago. De los de izquierdas españoles se puede predicar, dándole la vuelta a la sentencia anterior, que fíjate en lo que digo y haré justo lo contrario.
Fijémonos, por ejemplo, en el Chepas. Propugna la igualdad entre hombres y mujeres, e incluso a rebautizado a su formación como Unidas podemos, término que será todo lo inclusivo que se quiera, pero que tal y como marcha el idioma español en la actualidad le deja automáticamente fuera de la misma, por muy secretario general que sea... y aúpa o depone de puestos de relevancia a su pareja sentimental de turno (eso por no decir que la inmensa mayoría de los que han ocupado cargos importantes en el partido parecen varones, por muy capitidisminuidos que sean algunos). Llevaba a gala seguir viviendo en el mismo barrio humilde en el que se crió y desde el que tronaba contra la banca, pero a las primeras de cambio se ha mudado a un chalet de lujo en una zona bien adquirido mediante una hipoteca ventajosa de una de esas entidades bancarias a las que tanto denostaba.
La progresía también es muy activa, de palabra, en relación con los medios públicos de comunicación. Cuando no los controlan claman por la pluralidad informativa, la imparcialidad y todas esas cosas que, cuando ponen sus zarpas sobre esos medios, olvidan a las primeras de cambio, purgando a aquellos que no tragan con sus ruedas de molino, colocando a mujeres (presuntamente) atractivas como locutoras de informativos (ya es casualidad que todas las periodistas de La Secta caigan dentro de eso que, por simplificar, se da en llamar tías buenas… ¿por qué no pondrían a la Albóndiga a dar las noticias, por poner un ejemplo?) o disfrazando como destitución estratégica lo que no era sino una dimisión por discriminación salarial de quien era la jefa de deportes de Televisión Española.
Lo dicho, todo un ejemplo… de lo que no hay que hacer.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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